Después de conocer el metro de Roma (casi todos), hemos llegado directos a los museos vaticanos. Gracias a nuestra guía pronto hemos caído en la cuenta de que el nombre, en plural, está muy bien puesto... Son muchos!
Entre las multitudes de la gente hemos podido disfrutar del Laocoonte, el Apoxiomeno, unos mapas chulísimos que se parecen un poco a esos que estudiamos en clase, y, por fin, la capilla Sixtina. Hemos tenido cuidado y no hemos hecho ni una sola foto dentro, mejor no enfadar a los guardias!
Después de un descansito hemos ido a la basílica de San Pedro. Por si tenéis alguna duda, es enorme y tiene un suelo perfecto para jugar a no pisar el color blanco.
La piedad de Miguel Ángel nos ha dejado sin palabras (y casi sin abanico), y al conocer que el baldaquino está hecho de bronce y no de madera y tela, hemos alucinado.
Pero, sin duda, lo mejor ha sido encontrar la estatua de la Santa Madre allí dentro. Hay que reconocer que nos ha costado “diferenciar” Mater de Santa Magdalena Sofia, pero esperamos que las religiosas, nuestros padres y profesores nos disculpen, es el calor.
Tras comer entre las columnas de Bernini ha llegado un gran momento: el helado. Hemos aprendido que el helado, cuando hace mucho calor, se derrite. Mejor llevar toallitas húmedas.
Después de subir muchas escaleras (Goyo, ascensor!!) nos hemos encontrado con nuestros compañeros italianos para acabar el día en familia.
Ahora ya toca descansar. Mañana nos espera una larga gymkana fotográfica por Roma, bueno, alguno viajará a Atenas a ver el “partenón”, pero si hoy hemos aprendido que Mater y la Santa Madre “no son lo mismo “ seguro que aprenderemos la diferencia entre Partenón y Panteón.
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